Marte es
el hermano menor de la Tierra: su suelo también es rocoso, su día
dura poco más de 24 horas, tiene casquetes polares y temperaturas
que en el ecuador llegan (ocasionalmente) a los 27 grados.
Las
pegas de Marte nacen de su tamaño: al ser tan pequeño, su gravedad
es sólo un 38% de la terrestre y no puede retener una atmósfera tan
densa como la nuestra, cosa que le impide conservar el calor del sol.
La temperatura media es 45 grados más baja que la de la Tierra.
Además el "aire" de Marte es irrespirable, CO2
casi puro. Ese es también el componente de los casquetes polares
helados. La atmósfera, aunque débil, a veces se revuelve en
monstruosas tormentas de arena y polvo que pueden llegar a cubrir
todo el planeta.
La gran pregunta que
nos hemos hecho, desde que se empezaron a distinguir detalles de la
superficie marciana, es si hay vida, o la ha habido, en el planeta.
Las naves que se han mandado a la superficie, no han hallado rastros
de vida. Y curiosamente la sospecha más fuerte hasta ahora, ha sido
encontrada en un meteorito marciano caído en la Antártida, en el
que se han observado unas estructuras fósiles microscópicas muy
similares a las producidas en la Tierra por determinadas bacterias.
Lo que sí parece claro, es que sobre Marte ha habido agua líquida,
aunque sin formar grandes océanos. Y quizá en esa época, la vida
fue posible.
Si el hombre algún día
consigue saltar de la Tierra, por necesidad o por aventura, sin duda
será Marte el destino de sus sueños.
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